martes, 27 de octubre de 2009

Y me dirás, “¿cambiarte? Si ni siquiera te elegi, en primer término” , es verdad, soy conciente de ello. Pero también es cierto que fuiste absorbiendo -conciente o inconcientemente- todo el aire que tenía en derredor, hasta no poder respirar más que tu piel. Te fuiste metiendo en mis espacios, en mis pensamientos, hasta que ya no podia dejar de soñarte. Te vendiste tan bien: el hombre comprensivo, el compañero, el amigo… las cosas se enredaron demasiado y me apartaste bruscamente. Crei que se derrumbaba mi mundo, me sentí enamorada de vos: por tu sonrisa, tu capacidad de contener, tu “siempre estar ahí”. Pero, de pronto, me di cuenta que eso era una ilusión, me habia equivocado. Era tanta mi necesidad de contener, de amar, de sentir, que me crei enamorada del primero que que me daba un poco de si. Y reconocé que vos también estuviste confundido mucho tiempo al respecto… lo que nunca sabré es si decidiste que no me amabas por comodidad y para evitar descalabros mayores, o si realmente no sentías eso por mí. A veces la mente nos juega bromas, y nos alborota las emociones hasta hacerlas irreconocibles.

Yo decidí que estaba enamorada del amor, del hecho de estar enamorada, de entregarme a alguien de una forma casi de cuentos, entre poesias y paseos por el parque; entre mimos y susurros… entre besos contenidos hasta el derrumbe absoluto de la razón.





1 comentario:

viqui dijo...

porqué tu reproductor tiene un aplique de chalas? de VOS no me lo esperaba (bue se enojaba haha)